La eternidad está enamorada
de las obras del tiempo.
(Octavio Paz).
Por Benjamín González Quelle (1)
¿Qué fuera la eternidad sin aquel trance incruento
en que la vio Octavio Paz enamorada del tiempo?…
El tiempo, alado y fugaz, es la llave del misterio,
Clave de bóveda y faro que hace diáfano el sendero
Y deja tras sí un rastrojo con el que no puede el viento.
La eternidad selecciona dentro del estercolero
Miradas, sonrisas, lágrimas, besos, buenos pensamientos,
Y desecha cobardías, murmuraciones, desprecios,
Envidias, venganzas, trampas, avaricias, odios, celos……
La eternidad se enamora….Y sólo Dios sabe de eso.
Ya están en la eternidad los que alcanzaron el puerto,
Navegando por los mares, generalmente revueltos,
Y lucharon con las olas y vencieron el mareo,
Y hoy nos contemplan reunidos en el Mondoñedo eterno…..
Claro que la mar es ancha, que la historia es un océano,
Donde los rumbos se cruzan y entrecruzan en silencio…
Donde a veces hay naufragios, pero también, salvamentos.
Me complace vernos hoy en andana en nuestro puerto,
En arribada armoniosa de casados y solteros,
Aquí, en nuestro Seminario….Quede constancia en mis versos
Del beso a la amura verde que nos hizo compañeros,
Y hoy nos acoge amorosa en su regazo materno…
¡La eternidad se hace hoy tiempo palpitante en Mondoñedo!
Don Benjamín González Quelle nació en Covas de Viveiro en 1927. Se ordenó sacerdote en Barcelona, durante el Congreso Eucarístico Internacional de 1952. Durante siete años ejerció su ministerio sacerdotal en distintas parroquias del concello e Cospeito. Fue párroco de Burela desde 1959 hasta su jubilación, Hoy reside en la Hospedería del Seminario.
Como su propia escritora confirma, don Benjamín ha sido y continúa siendo un gran lector “especialmente de ensayo y filosofía”. “¿Es usted poeta, don Benjamín”, le preguntamos. Y él lo aclara con una elocuente precisión intelectual: “Nada de eso; la poesía es inalcanzable; solo una tendencia. Lo mío son meros ejercicios literarios”.
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