Nací en 1940 en una hermosa aldea, Vilastrofe (Cervo, Lugo), un valle cerca del mar. Fuimos cuatro hermanos. Mi niñez fue muy feliz. Mi infancia, con luces y sombras. A los 14 años me fui al Seminario por consejo de mi párroco y del maestro. Yo no tenía idea. Fue en el 54, en Vilanova de Lourenzá. El Seminario de Lourenzá era un antiguo convento muy cerrado, pero allí aprendí muchas cosas. Venía de la aldea, muy paletiño. Mondoñedo fue un lugar más abierto, donde aprendí muchos valores y actitudes y donde se forjó mi carácter. Tanto el rector como los formadores y directores espirituales eran personas muy acogedoras.
Terminado Primero de Teología, me creí llamado a ejercer mi ministerio sacerdotal en Hispanoamérica. Por eso me fui a estudiar al Hispanoamericano, dependiente de la Obra de Cooperación Sacerdotal Hispano Americana, junto con z Pacurri y Manolo Suárez. En Tercero de Teología, creí que no era ese mi camino y me salí. Me preparé para ejercer una profesión civil en la enseñanza. La ejercí en los Salesianos de Madrid hasta mi jubilación. Por el año 87, la Iglesia me propuso ordenarme de diácono. A tal fin, hice Ciencias de Religiosas en la Universidad San Dámaso, de Madrid. Me ordené diácono en el 90. Lo ejercí durante 29 años en la parroquia de Santa María de la Alegría, de Móstoles . Estuve 10 años de Delegado Diocesano de Misiones hasta que en 2013 nos visitó el cáncer a mi mujer y a mí. Ella no lo superó. Yo sí, no sé por qué. Hace un año tuve un aneurisma de aorta y aquí sigo hasta que Dios quiera. Gracias por escucharme. Un abrazo a todos.