San Román de Vilaestrofe (Cervo, Lugo), 1945.
La vida de Antonio es un relato de superación de circunstancias adveras: un padre que sale de España por motivaciones políticas y fallece en Cuba cuando nuestro compañero era un niño y una madre que muere joven también. Solo en sus años adolescentes y juventud .los de su estancia en el Seminario- encontró el calor familiar en casa de su padrino Plácido Mon, responsable de la Centralita telefónica pública de Cervo y de una modesta casa de comidas en esta localidad.
Mondoñedo, Comillas, Alemania.-.-Antonio ingresó en el Seminario en 1956 y entre Lourenzá y Mondoñedo cursó los cinco años de Latín y Humanidades. Muy pronto, se reveló como un alumno descollante, por su inteligencia natural y su entrega al estudio. Dos profesores de entonces, Digno Pacio Lindín y José María Díaz Fernández, admiradores de su talento y conocedores de sus circunstancias personales, fueron sus sólidos valedores en aquellos años. Con este apoyo pudo pasar a la Pontificia de Comillas para graduarse en Filosofía, antes de trasladarse a Alemania para continuar sus estudios en esta especialidad.
Profesor en la Universidad Autónoma de Madrid.-A su regreso a España y tras convalidar sus estudios en la Universidad Autónoma de Madrid, ingresó como profesor en la Facultad de Filosofía y Letras de esta universidad, a la que dedicaría toda su vida profesional.
Se le recuerda como un muchacho, luego un profesor, de carácter sumamente afectuoso y de una conmovedora sencillez.
Mortal accidente de bicicleta.-Sus hábitos, adquiridos en parte en sus años de estudios en Alemania, le alejaban de toda tentación suntuaria. Era clásica la estampa de su llegada a la Facultad en su bicicleta, la misma ue le acompañaba en el momento en que encontró la muerte. Fue el siete de marzo del año 2000. Antonio conducía su bici cuando fue arrollado por un automóvil en el momento en que trataba de esquivar los coches que se incorporaban a la M-40. Sufrió un traumatismo craneoencefálico y falleció a las pocas horas en el Hospital de La Paz. Tenía 54 años.
Como vivía solo y no tenía familia en primer grado en Madrid, fue requerido desde el hospital su vecino de Vilastrofe y amigo de toda la vida, Ramón Saá Echevarría. Antonio y la familia de Ramón mantenían frecuentes contactos en Madrid. Al momento se acercó al centro hospitalario otro compero del Seminario, Jenaro Pérez y horas más tarde lo hicieron varios primeros de Antonio llegados de Cervo y de Miñotos (Viveiro), la aldea donde había nacido su padre. En el cementerio de esta parroquia reposan sus cenizas.
Un “árbol del amor” le recuerda en el campus.-Sus antiguos compañeros de Facultad describen a Antonio como un profesor de gran profundidad y capacidad de esfuerzo. Su arma secreta era la poesía que, debido a su temprano fallecimiento, quedó sin editar. Uno de sus amigos de la época del Seminario,
Manuel Villares.-Con verdadera emoción le recuerda Manuel Villares Vázquez, nacido en la parroquia de Sargadelos, vecina de Vilastrofe: “Amante de la naturaleza, vivía rodeado de perros y gatos. Era aficionado a la fotografía, pero sobre todo a la poesía. Sus amigos sabemos que escribió muchas, ahora perdidas y ahogadas por la soledad y el silencio”.
Poco después de su fallecimiento, algunos amigos y profesores plantaron un árbol en su memoria en el jardín del Departamento de Filosofía de la Universidad Autónoma madrileña
Se trata de un cercis (árbol del amor), que tiene hojas en forma de corazón y da flores rosas en un año año de su fallecimiento, primavera.
Villares guarda este poema que Antonio Rivera dedicó, un año antes de su fallecimiento, a su antiguo y admirado profesor Dino Pacio Lindín, que había venido a visitarle a Madrid, desde los Estados Unidos.
Recuerdo del Prof. Carlos Paris.-Un cercano conocedor de Antonio Rivera fue el profesor Carlos Paris (1926-2014), emérito de la facultad de Filosofía de la Autónoma de Madrid. En sus Memorias de medio siglo, el ilustre profesor dedica a nuestro amigo una aguda descripción:
“Antonio Rivera es un nombre que no se puede olvidar. Me visitó llegando de Alemania donde estudiado detenidamente la obra de Husserl. Era una persona, transparente y puro hasta la ingenuidad, anarquista y, al modo del viejo anarquismo, naturista, vegetariano austerisimo y cordial. Tenía una gran afición a la literatura y componía poemas. Pereció trágicamente cuando viajaba en bicicleta , único vehículo que se permitía utilizar. La sociedad perdió un hombre de grandes virtudes y yo un amigo inestimablemente legal”.
A Dino Pacio Lindín
Facía moito tempo -24 anos- que non o vía,
pro el sempre foi o meu Mestre
de Socioloxía, dos feitos e máis de Ética.
Ética da vida e porque así o quixo
o todopoderoso destino.
Veu verme, pro solo unhos poucos días.
Con xa 64 anos.
agora é máis humano,
humano de solidaridá humana
Pro el foi e será sempre xoven.
Un tren de cercanías volve levalo
a Nova Yok, moi lonxe, aínda mais aló do mare
Eu díxenlle adeus
co corazón; un adeus-adeus (xamáis se sabe)
como si fora para sempre.
E ainda sento por el moita morriña,
a pena fonda que mata.
Lémbrome de cando el se ía
no tren de mercanías.
Pouco a poco tamén se foron des(con)xuntando
os inseparables brazos
da aperta da amistad-amor, da alma-corazón,
e como me doía máis que mil feridas.
Adeus ou, millor, aburiño, Dino benquerido.
sempre –antes, agora, despois- mestre de Ética da vida.
Pro sabor de todo, amigo.
Antonio Rivera García
(15.03.1999)