Uxío García Amor

Sacerdote de la diócesis de Mondoñedo-Ferrol. El 19 de marzo de 1953 fue ordenado. Estudió Humanidades en el Seminario de Mondoñedo. Es licenciado en Filosofía y Teología en la Universidad Gregoriana de Roma y en Ciencias Bíblicas en el Instituto Bíblico de Roma. Desempeñó los siguientes cargos: Superior y profesor en el Seminario de Mondoñedo (1956-66). Maestro de Capilla en la Catedral de Mondoñedo (1956-71). Secretario general del Obispado (1966-80). Delegado diocesano de Cáritas (1964-70). Administrador diocesano del Obispado, sede vacante (1985-87). Vicario general del Obispado (1987-93).

Párroco de As Pontes (1993). Director del Orfeón de Mondoñedo (1968-82). Profesor en el Seminario de Mondoñedo (1956-80). Profesor en la Escuela Diocesana de Teología y en el Instituto Universitario de Ciencias Religiosas. Trabajó en la acción pastoral como encargado de diversas parroquias rurales y como responsable de las Delegaciones del clero, Cáritas, Apostolado de la Oración, Patrimonio Artístico… Director de la Polifónica Vilalbesa.

Eugenio García Amor,

obispo “in pectore”

 

Por José María Díaz Fernández

Se trata, sin lugar a dudas, del sacerdote más egregio de Galicia y nada he sentido tanto en los últimos meses como no estar presente al homenaje que el pasado día 17 se le rindió en Vilalba como chairego de honor. Lo que afirmo de entrada lo corroboro con lo que ahora añado.

Si en nuestros años de estudios en Roma se hubiese hecho un sondeo sobre quién podría alcanzar más altos destinos, unánimemente se habría coincidido en él, por encima de otros posteriormente encumbrados, como el hoy cardenal Martínez Somalo y el ya fallecido Mons. Tornella, Arzobispo de Tarragona. Y es que las tenía todas: magnífico compañero, siempre servicial, prudente, resplandeciente en piedad, músico, poeta, enaltecido con las mejores calificaciones en todas las asignaturas… Sin duda, el alumno más completo.

Su estancia romana fue larga: diez años a los que corresponden sus tres licenciaturas en Filosofía, Teología y Sagrada Escritura. Desde que regresó a su diócesis de Mondoñedo en 1956, eligió decididamente la oscura senda por donde han ido / los pocos sabios que en el mundo han sido. Nada buscó para sí; optó siempre por lo más humilde, se multiplicó en las más diversas tareas, incluida la atención a varias parroquias rurales… Un no parar. El obispo Argaya lo hizo su Secretario Canciller. Posteriormente fue Vicario General y Gobernador eclesiástico en Sede Vacante. Dábamos por hecho que iba a ser nombrado obispo y muchos tenemos la certeza de que, en su humildad, no aceptó el nombramiento. Para mayor sorpresa, pasó de Vicario General a párroco de As Pontes y luego de Vilalba, donde sigue activo a sus ochenta y cuatro años, marcados por una perenne juventud del alma. ¿Qué puedo añadir? Juntos comenzamos los estudios en Mondoñedo y juntos terminamos en Roma. Más que amigo es el hermano admirado durante más de sesenta años. ¡Cuánto va del uno al otro!