Tempo de xuntanzas: los Madrimindonienses abren la temporada

Cal Pardo, Pernas, Villares

El grupo  “Madrimindonienses”, creado en 2015 para colaborar en el Homenaxe al Seminario, sigue funcionando como el primer día; o,   mejor si cabe, porque la “fraternidad” (ese lema que abandera Otero Couso en sus homilías anuales en el Seminario) se va depurando a medida que   crece la camaradería. Se diría que nuestras charletas son un saco sin fondo. Así, nos vamos enterando, por no ir más allá,  de que Manolo Villares y José Antonio Pernas no eran tan “santos” como parecían.

Dani y Franco

Los madrimindonienses nos reunimos dos o tres veces al año y, según toque lacón o cordero, así buscamos posada. Esta vez (5 de junio), nos acogió El Asador de Aranda, que cumple en el plato  lo prometido: un cordero episcopal ilustrado por un vino “cortés” (es calificación cunqueiriana)  de aquella tierra. Si alguno de vosotros, forastero en Madrid, busca refectorio para abolir el Quinto Mandamiento, el de la gula. yo les facilito el teléfono de Manolo Villares; y, si se trata de no salir del barrio de Salamanca, se brindará como de anfitrión Dani Artiaga.

Ginzo y Barro

Tomad nota de las otras dos xuntanzas  ya anunciadas: la de la Mariña lucense (contacto: Ricardo Timiraos) el 23 de julio, en Viveiro,  y, el viernes 9 de agosto,  la del curso 1954 (¡70 aniversario!) en lugar aún no fijado (contacto: Ramón Barro)

Interior comedor
Por Iqda. Dani, Ginzo, Pernas, Timiraos, Cal Pardo, Franco, Puente, Villares, Barro

Asistentes a la xuntanza madrileña del 5 de junio:

Arsenio Ginzo (el catedrático)

Dani Artiaga (el cantor)

Francisco Cal Pardo (el decano)

José Antonio Pernas (recién llegado de Florida)

José Ramón Franco (el letrado)

José Puente Abelleira (el benjamín del grupo)

Manuel Villares (el organizador)

Ricardo Timiraos (el escritor)

Ramón Barro (el amanuense)

Timiraos y Puente

Esta vez no pudimos disfrutar de la compañía de Anxo Felpeto. Los médicos de Toledo son muy severos, como es sabido. Lo mismo ocurre con san Ramón Saá, que tiene a su cardiólogo ojo avizor, y ay de ti si te mueves. Qué decir de Pacurri, que se le desgañita el corazón, allá en la presierra granadina, de tanto  lamentar su ausencia. Algún día lo veremos aparecer por la puerta del comedor. Dando guerra, claro.-R. B.

Grupo 1

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