Caruncho traduce a Fanego

José Luis Caruncho

El valiente habitaba entra nosotros, pero no lo veíamos. Sería triste que don Francisco Fanego, que nos enseñó tantas letras latinas, se quedara sin traductor. Pero ahí surgió José Luis Caruncho, latinista además de músico y profesor, para darnos una versión del poema Carmen amoris que suena como los violines.

José Luis explica así su “osadía”.

 

Viendo que nadie, y sobre todo nadie experto, ha respondido al reto que parece estar solapado en el Carmen Amoris de don Francisco Fanego, me he «lanzado a la piscina»; no sé si  soy un osado, no sé si voy a «meter la pata» o, quizás, si soy un ingenuo, pero creo haber captado el sentido y sensibilidad de nuestro (en confianza) Fanego y me atrevo a proponer una traducción de su “Carmen amoris”, contando de antemano  que puede ser una intromisión. De las posibles traducciones del poema,  esta es la que propongo:

CARMEN AMORIS (1)

Autor: Francisco Fanego Losada

Eja, Mindoni veneranda sedes,

lacrimis pridem madefacta prorsus,

gaudio exsulta,  Superoque gratum

concine Carmen.

Ecce quem pectus repetabat ardens

praesul advenit, beluti coruscans

lucifer, secum perhibens beata

omina quaeque.

Sibilis Pastor vigilans amicis

creditos agnos in ovile ducet,

perditum portans humeris, superno

plenus amore.

Doctor in morum fideique rebus,

quemque divinis simul imbuendum

super adsumpsit, populum docebit

auspice Divo.

Diligens, prudens, paramansque juxta

cor Dei, natos animo volente

prosequi affectu sataget supremo,

ceu pater almus.

Dulcis Antistes, decus autiense,

apesque Mindoni: Benedic paternus

deprecor vatem fidibus canentem

carmen amoris

(1) Dedicado al obispo de Mondoñedo Don Fernando Quiroga palacios

TRADUCCIÓN

Por  José Luis Caruncho Rodríguez

Albricias, sacro mindoniense trono,

 gozo exultante no ha mucho te empapa;

 lacémonos a cantar el  poema,

Carmen amoris

Ya está aquí. Llegó el ansiado obispo

 como antorcha viviente que esclarece

feliz presagio, todo bien futuro.

Dios protector.

Llevan los silbos, Pastor, amorosos

y guían al redil fieles corderos,

y arropa su cuello oveja perdida,

rebosando amor.

Maestro en la fe, en costumbres ejemplo,

a funciones sacramentales suma

el Orden sacerdotal completar,

Dios providente.

 

Por el amor de Dios bien arropado,

busca afanoso la entrega a sus hijos;

destila su corazón gran ternura,

Padre de padres.

Querido Obispo, Orense te canta,

lo hará Mondoñedo. A  pedir me atrevo

que aceptes el canto que hoy te ofrecemos:

CARMEN AMORIS

Portada poema Fanego

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