Don José Cascudo: entrañable profesor, editor e inventor

De izqda. a Dcha.: José Cascudo, Pedro Díaz Fernández, Félix Villares, Gabriel Pita da Veiga, José María Fernández, Francisco Fanego, Ángel Paz, José Lombardero y Antonio Bouza Hevia

Ha pedido Benito Lodos que rescatemos  del desván del tiempo  la figura de don José Cascudo, el sempiterno profesor multidisciplinar de los años 50 y 60 del pasado siglo en nuestro Seminario de Mondoñedo.  El ruego de Benito se vuelve mandato cuando se hace acompañar de los tres libros que el indesmayable magister  sacó a la luz para el exclusivo provecho de sus alumnos. De todo esto  tenéis noticia, aunque lejana. Vamos a recordarla.

Del Caurel a Mondoñedo

José García Cascudo nació el 11 de noviembre de 1903 en la parroquia de San Pedro de Noceda, concello entonces denominado Caurel, hoy Folgoso do Caurel, al sureste de la provincia  y diócesis de Lugo, frontera con León. Las fotos que del lugar nos ofrece Wikipedia hacen presumir una infancia poco confortable para el futuro docente: montañas encadenadas, altitud cercana a los mil metros, comunicaciones casi imposibles, aislamiento invernal…  Pero ahí lo tenemos, en Mondoñedo,  con 23 años incumplidos, recibiendo la ordenación sacerdotal de manos del renombrado obispo Don Juan José Solís el 29 de mayo de 1926. (Queda para nuestros amigos archiveros completar los datos de la primera etapa ministerial de don José. No tenemos noticia de que sirviera en ninguna parroquia, pero no podemos descartarlo. En todo caso, hoy nos proponemos hablar del Cascudo-profesor fecundo que se ganó una justa popularidad y afecto entre las distintas promociones de seminaristas).

Profesor de todas las Ciencias

No hay duda de que en 1944, don José ya ejercía de docente en el Seminario e, indudablemente, contaba  con  cartapacio propio  repleto de apuntes y toda suerte de publicaciones   sobre las asignaturas de Ciencias;  más o menos,  las que se asignaban a los planes oficiales de estudios de Primaria-Secundaria de entonces; materias  que durante décadas fueron consideradas por los seminaristas como  las “marías” de la carrera eclesiástica. Ese mismo año de 1944 salía a la luz su librito “(librito”  por extensión, no por carecer de  sabiduría) “Nociones de Anatomía, Fisiología e Higiene”, al que siguieron otros dos tratados también de su exclusiva autoría: “Nociones de Astronomía y Uranografía” (1958) y “Nociones de Agricultura y Zootecnia” (1959), Sobre estos tres trabajos editoriales de don José Cascudo daremos reseña más amplia en próximas entregas de esta web y chat.

dicación exclusiva y divertido  inventor

Por encima de  cualquier otra de sus virtudes pastorales y humanas, sobresale de manera admirable la dedicación de Cascudo a la enseñanza. No fue único caso, ciertamente, de profesor en exclusividad (García Amor podría ser otro nombre),  pero se singularizó por las huidizas  materias de él eligió o le fueron asignadas. Al menos durante veinte años fue profesor en el Mayor (sólo Filosofía)  y en el Menor (Tercero, Cuarto y Quinto, los que se cursaban en  Mondoñedo)  de estas disciplinas:_ Ciencias Naturales (desglosadas en Astronomía, Agricultura y Anatomía/Fisiología);  Matemáticas, Historia Natural, Física y Química, Geometría y Biología: un afanado aprendiz de Leonardo da Vinci  que luciría en la Florencia del siglo XV. Fue, en efecto, un inquieto renacentista, al punto de llegar a convertirse en un inventor no sólo práctico, sino incluso divertido a favor de sus atónitos alumnos. Uno de ellos, Higinio Rodríguez López, que le secundó en la enseñanza de las ciencias, (hoy, cura de Landoy, Feás, Sismundi y A Pedra, en Cariño) recordaba que don José llegó a inventar un telescopio provisto de relojería  que en alguna ocasión llevó al aula. Una vez que adquirió experiencia en química, hacía sus experimentos inocuos y didácticos. Rafael Lombardero, párroco de Senra y tras ocho parroquias de Ortigueira, asistió con ojos sorprendidos a una prueba con pólvora realizada en el aula. “Se produjo una pequeña explosión y don José echó a reñir, acompañando las risas con los saludos de su panza”. Recolectó piedras para sus clases de mineralogía, hizo traer numerosos aparatos de física, adquirió un esqueleto que, cuando no era protagonista de la lección del día,  se cubría decorosamente  para no distraer a los estudiantes.

Profesores autodidactas

Eran  tiempos en que la formación de los seminaristas recaía en sacerdotes diocesanos más o menos especializados; en ocasiones, sin conocimientos previos de la materia asignada,  lo que exigió de todos ellos un redoblado esfuerzo de instrucción anticipada. Es el caso del alumno-maestro,  que aprendía la lección un minuto antes de enseñarla. Los vemos hoy como  pequeños héroes de la pedagogía, en unos tiempos en que la formación de los seminaristas recaía en sacerdotes diocesanos más o menos especializados; en ocasiones, sin conocimientos previos de la materia asignada,  lo que exigió de todos ellos un redoblado esfuerzo de instrucción anticipada. Es el caso del alumno-maestro,  que aprendía la lección un minuto antes de enseñarla. Los vemos hoy como  pequeños héroes de la pedagogía. Estos profesores improvisados tenían que instruirse de forma autodidacta, adquiriendo la bibliografía  adecuada por su cuenta. Lo  admitían  como una forma de  pastoral más. Lo que diga el obispo.

Sus antiguos alumnos lo recuerdan como eterno confesor del Menor y del Mayor  y acudiendo a la Catedral como beneficiado. En su biografía figura también el cargo de chantre catedralicio. Pero, como queda dicho, don José Cascudo fue la raíz cuadrada de un sabio, el hombre humilde y afable,  que abrazó la enseñanza con la misma fe y entrega que lo haría en tierra de misiones… si lo manda el señor obispo.

¡Qué gran recuerdo deja, don José!

NUESTROS PROFESORES “CIENTÍFICOS”

En la década 1955-1966, etapa previa a la adopción de la Enseñanza Oficial (Bachillerato) en el Seminario, 16 sacerdotes recibieron el encargo de afrontar la enseñanza de las asignaturas de Ciencias en los grados de Latín y Humanidades y Filosofía. Nuestro homenaje a todos ellos. He aquí la lista:

Balea Méndez, Darío: Ciencias Naturales

Bermúdez Rubiños, José Manuel: Ciencias Naturales

Cabot Frutos, Jaime: Trigonometría y Álgebra

Carballo Ferreiro, José Manuel: Ciencias Naturales

Díaz Seijas, Ricardo: Matemáticas

 Esteban Mayordomo, Honorio: Aritmética

Fernández Blanco, Jesús: Problemas algebraicos, Matemáticas

Fernández Gacio, Ramón: Matemáticas

García Cascudo, José: Ciencias Naturales, Física y Química

Llenderrozos López, José Antonio: Matemáticas

López, José María: Aritmética

Paz, Ángel: Aritmética

Puente Martínez, José: Aritmética

Rey, Antonio: Matemáticas, Física y Química

Rodríguez Lodos, Antonio: Matemáticas

Rodríguez López, Higinio: Ciencias Naturales

 

(Fuente: Kalendarium et Ratio Studiorum 1955-1956, 1959-1960, 1963- 1964; y Calendario  1965-1966 y 1966-1967. Archivo Benito Lodos Martínez)

R.B.

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