Fallece Aquilino Aneiros, uno de los nuestros

Esta mañana (lunes, 24 de agosto) falleció en su casa de Valença do Minho nuestro compañero (ingresado en Lourenzá en 1954) Aquilino Aneiros Varela.

Aneiros Varela, Aquilino
Aneiros Varela, Aquilino

Aquilino había nacido en Pantín (Valdoviño) en 1942, aunque se crió en Ferrol donde sus padres habían abierto un bar en la calle del Socorro. Estuvo en el Seminario cuatro cursos que le granjearon entre sus condiscípulos justa admiración y aprecio. Era uno de los alumnos de “meritíssimus”, dueño, además, de una cabeza en permanente ebullición. En sus asiduas presencias en las xuntanzas de sus compañeros de curso en Mondoñedo (los segundos viernes de agosto) permanecía intacto su proverbial carácter de hombre de gran energía interior, que apenas podía disimular su profunda ternura. Quería mucho a sus antiguos camaradas del Seminario y no lo ocultaba a su viejo amigo y flamante vecino en Portugal, Joaquín Suárez Prado, quien nos transmitió hace unas horas la triste noticia.

Tras completar el bachillerato en Ferrol, ingresó en la Escuela de Náutica donde se graduó como maquinista naval, profesión que ejerció durante una larga etapa. Ya desembarcado, promovió con éxito en Vigo diferentes negocios. En los últimos años, ya jubilado y con una incipiente dolencia hepática, fijó su residencia en las afueras de la ciudad portuguesa de Valença do Minho.

Sus compañeros y amigos del Seminario de Mondoñedo nos unimos al dolor y oraciones de su esposa, Aurora Piñeiro Orge; de sus hijas Cristina y Tatiana, de sus cinco nietos y demás familiares.

Mañana, misa e incineración

Mañana, miércoles, día 26, a las 10,30 h., se celebrará una misa por su eterno descanso en el Tanatorio Finisterre, Bouzabalada, s/n, Túy (carretera de Túy a La Guardia),

Tfno. 986 60 24 00. Seguidamente se efectuará la incineración de sus restos mortales en la localidad de Redondela.

Descanse en paz nuestro compañero y amigo Aquilino, uno de los nuestros, un hombre bueno.


Inteligente, cordial, generoso

Aunque desde hace días temía este desenlace, la noticia  del fallecimiento no ha dejado de emocionarme. Siempre he admirado a Aquilino por su inteligencia, cordialidad y generosidad. Es de agradecer el entusiasmo con el que acudía a nuestras «xuntanzas» mindonienses.
En la del agosto pasado, coincidí a su lado durante la comida y pude departir ampliamente con el. No poda imaginarme que sería la última vez. Que descanse en paz.
Te echare de menos, querido Aquilino.-Arsenio Ginzo


Recuerdo muy cariñoso

En el año 1961, estando haciendo el servicio militar («mili») en Ferrol, vi, después de muchos años, a Aquilino detrás  de la barra del bar de sus padres. Recuerdo que nos quedamos mirando y tardamos muy poco en reconocernos y darnos un afectuoso y cariñoso abrazo. Después seguí frecuentando el bar y, una vez licenciado perdí el contacto. Un recuerdo muy cariñoso para el amigo que nos dejó y mis oraciones por el eterno descanso de su alma.–Pepe Luis Fernández Piñeiro

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Condolencia de Ramón Saá

Con todo el cariño, me uno al dolor y a la esperanza de su familia.-Ramón Saá Echevarría

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Avidez por saber

La imagen que me queda del Aquilino seminarista está íntimamente relacionada con otro antiguo compañero que hace ya tiempo que nos dejó: Antonio Martínez Barcón. Ambos presentaban un perfil muy semejante con un denominador común, su rebeldía como adolescentes y, lo que más me llamaba la atención, su avidez por saber. Recuerdo sus debates sobre pasajes de la historia de España y universal. Los dos, pese a su juventud, dominaban bastante la materia. Por lo demás, tras el reencuentro del curso de 1954 en la cita del segundo viernes de mes de agosto, al que se incorporó cuando ya iban muchas ediciones transcurridas, la impresión que tengo es que el hecho de restablecer el contacto con antiguos compañeros, poner en común recuerdos y experiencias vividas casi medio siglo después, se convirtió en una obligada “liturgia” anual. No faltó al encuentro hasta que su enfermedad se lo impidió. Descanse en paz.-Germán Castro

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Adiós Aquilino, amigo nuestro

Escribo este texto «en caliente», a las pocas horas de haber participado en la ceremonia religiosa del adiós a Aquilino. Para ser medianamente ecuánime, hubiera debido de dejar «enfriar» sensaciones y sentimientos. Pensé sin embargo que bastantes de los lectores de esta tribuna, que no han podido venir, apreciaran este relato con todos los inconvenientes de la inmediatez.

La ceremonia tuvo lugar hoy, veinticinco de Agosto, a las diez y media de la mañana, en el Tanatorio Finisterre de Túi. La asistencia era deliberadamente corta, un poco en la linea de lo que Aquilino deseó en las últimas semanas de su vida: no comunicar por pudor y para no afligir. Así, los íntimos que rodearon a nuestro amigo en esta ceremonia matinal guardaron en todo momento un silencio y una dignidad absolutamente extraordinarias.

Una vez la misa terminada, las dos hijas de Aquilino dedicaron un emocionado recuerdo a la figura de su padre. Ambas hablaron entre sollozos, tratando de transmitir en el adiós, lo más significativo que encontraron en el ejemplo de su progenitor. Para ella, así como para la esposa de Aquilino, Aurora, y los demás familiares , nuestro pésame más sentido así como la expresión de nuestra admiración por haber mostrado, en parejas circunstancias, tanta entereza y tanta dignidad.

A la hora en que escribo las cenizas de Aquilino, incinerado por razones técnicas en los alrededores de Vigo en la más estricta intimidad, esperan a ser esparcidas según sus deseos : una parte, en un maravilloso rincón del jardín de su casa, que recuerda en espiritu el «Bosque de los Ausentes». La otra será llevada a su patria chica, Pantín, de donde nuestro amigo no cesó de reivindicar su origen.

Jose Manuel Carballo escribía ayer, en una sentida nota, que se siente más pobre desde que Aquilino se fue. Yo creo, en la misma línea, que nunca nos hemos dado cuenta de lo ricos que éramos habiendo disfrutado durante tantos años – ¡sesenta y uno dentro de un mes escaso ! -, de su presencia, de su ejemplo y de su amistad.-Joaquín Suarez Prado

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Pésame de Carballo Ferreiro

Lamento profundamente a morte de Aquilino, compañeiro no seminario e amigo sempre. Grazas por avisar. Rezo por él e con él».-Manuel Carballo Ferreiro

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Recobrar un compañero cercano y de gran valía

 Me enteré de la triste noticia de que Aquilino no nos acompañará en los próximos encuentros. Hace muchos años que no lo veía personalmente, unos 50 años, pero a partir de su testimonio para el homenaje le recordé y tuve la sensación de que recobraría a un compañero muy cercano y de gran valía, demostrada ya en aquellos años de nuestra andadura por el seminario.

Ahora después de la partida para su último viaje, releí sus palabras escritas con ocasión del homenaje y me quedan como testimonio vital. Lamento mucho esta pérdida de un amigo cercano y te pido que transmitas a su mujer e hijas que además del pésame de rigor quedo a su disposición lo mismo que lo haría si estuviera su padre.

Un abrazo para todos.-Antonio López Díaz (Ribadeo)

 

 


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