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Recuerdo perfectamente los primeros años de mi «vejestoría». En verdad, no lo notaba; solo tenía claro que había cumplido los 68 años y que había recibido la notificación de la Seguridad Social de que pasaba a engrosar y quedar catalogado en el reino (¡el honroso reino!) de los jubilados. Pasado el tiempo, no demasiado, me di cuenta de por qué había cambiado de posición sin «enterarme».
Tres circunstancias endulzaron el comienzo y el desarrollo de una primera y posterior jubilación.
Primera: Como tenía la Academia, aunque era unipersonal, con todos los requisitos legales, al querer «retirarme», solicité en el expediente de «baja» que me concediesen un año de moratoria, y así evitaría la interrupción del proceso formativo de forma abrupta y lograría una continuidad normal, aunque parcial. Así me lo concedieron. Comencé el interregno. Finalizó el curso con el correspondiente suplemento veraniego. Cumplimenté la cuarentena «reglamentaria».
Nos trasladamos mi esposa Raquel y mi hija Patricia, ambas, mi sostén (y no lo digo por ser mujeres), físico, psíquico, afectivo y moral, de mi gozo en este ajetreado jubilar, previa remodelación y restauración, a una casita de planta baja y primera, en Antas de Ulla (Lugo) , villa tremendamente acogedora, de unos 2.000 habitantes, con gente amable y generosamente servicial. Villa también eminentemente agrícola que, en lugar del «canto do eixe do carro», su cielo gozaba con el tronar de las válvulas de los tractores o con los menos intensos silbidos del resto de vehículos con los que competían; a pesar de todo, se percibía una vida agradable, pues «ab assuetis non fit passio», a todo se acostumbre uno; no es extraño, ¡los tiempos!
Tiene este municipio una cualidad única en Galicia que no puede tener ninguna ciudad, sea grande, mediana o pequeña, importante o no: finalizadas las postrimerías de la falda del monte Farelo, en las cercanías de Antas, (a unos dos kilómetros), en el lugar de Nugallás, está localizado el centro geográfico de Galicia, según informe del Instituto Geográfico Nacional.
Segunda: Patricia obtuvo el título de licenciada en Filología Hispánica y, quizás por haberlo mamado en casa, o también como la mayoría de sus compañeras y compañeros, eligió la opción de orientar su vida proyectándola rumbo a la enseñanza. Por eso, ante la carencia de convocatorias de Lengua Castellana y Literatura en Galicia, el afán de ejercer la docencia, y la docencia estable, animó a una gran parte de ellos y ellas a participar en las oposiciones en Castilla la Mancha o en Extremadura y allá se fueron con un resultado francamente muy aceptable. Fruto de este resultado en las oposiciones de 2004 en Extremadura, ya en 2005, ofertaron a Patricia (a otras y otros en otros feudos) la interinidad de Aceuchal, a la que siguió Campanario, ambas en Badajoz. Patricia renunció a la provincia de Badajoz y eligió solo la de Cáceres. Le fue concedido. Comienza nuestro ajetreado periplo por tierras extremeñas; siguió Patricia por Valencia de Alcántara, Miajadas, Coria, Hoyos, Plasencia, Talayuela y Valverde del Fresno. Así, la estancia en Aceuchal pueblecito dedicado al cultivo de los ajos, permitió acercarnos a Almendralejo, a nueve kilómetros, y detenernos en la plaza de Espronceda, que hizo evocar la Canción del Pirata.
Sobre todo, en Campanario, hemos disfrutado del comportamiento y trato solidario de toda la población; hemos comprobado cómo se volcaba ante nuestros apuros, todo era amabilidad. He aprendido a valorar el estilo «indiano» de las construcciones de las viviendas y sobre todo, (¡un espanto!) a soportar un calor «endiablado» para habitantes más nórdicos. Sobre todo, empezar a empatizar con extremeños. No fue nada difícil. Valencia de Alcántara, villa que cariñosamente recordamos «una cucada», toda blanca, con muchos antecedentes medievales; en su museo etnográfico, además de los detalles históricos y artísticos, muestras de sus costumbres y hábitos festivos; me ha asombrado la nota de los Reyes Católicos en la que notificaban su próxima venida para asistir a la boda de su hija Isabel con D. Manuel, rey de Portugal. En Coria, estuvimos solo dos días, pero aun así pude apreciar la hermosísima catedral de estilo gótico y el renacentista palacio episcopal. En Hoyos es llamativa su iglesia románica de los siglos XV y XVI; pero más peculiar la popular-religiosidad que revela la construcción de las catorce cruces como guía de las catorce estaciones del viacrucis, que abrazaban el pueblo.
Plasencia, enormemente rica en monumentos, es admirable, una delicia: comprobar en una unidad la catedral vieja y la nueva «doble catedral» desde la catedral vieja, donde asombra, aunque deliciosamente, la conjunción de siglos tan dispares como los del siglo XIII, espejo del románico, que se va diluyendo «sensim sine sensu», en los nervios y ojivas de los siglos XVI y siguientes, terminando en el estilo gótico churrigueresco de la catedral nueva. No menos curiosa, aunque en otro terreno, es la figura del abuelo Mayorga en el campanario de la torre del ayuntamiento, cuya función es marcar auditivamente las horas del reloj. Seguimos por Talayuela, población dedicada a la alcachofa (figura en su escudo) y la elaboración del tabaco; tiene una población muy nutrida de ciudadanos de origen marroquí, población admirable con perfecta integración en Talayuela; sus niños hoy son unos niños más de los ya españoles; una nota: en lo académico no se diferencian en absoluto de los otros niños. Valverde del Fresno (dicen ellos Valverdi du Fresnu), que linda con Portugal, es dueño de la FALA, lengua propia, según opinan ellos, de origen de dulce amalgama gallego-portugués-astur leonés. Están orgullosísimos de ella y les ofende que se confunda con el gallego o el portugués, aunque a cualquier gallego lo «adoran».
Tercera. La riqueza del periplo por Extremadura es inconmensurable. Aligeraré el bagaje que he traído para Galicia con algunos detalles que enriquecen a cualquiera que pueda vivir las mismas experiencias. Lo más admirable es observar que se puede conjugar el duro ajetreo de los traslados con el disfrute de una nueva forma de aprendizaje aportado por los pueblos recorridos, en los que hemos gozado de su trato y comportamiento desde la llegada hasta la despedida: no es difícil comprobar cómo la gente se volcaba en nuestras necesidades; su hospitalidad era inigualable, poco menos que inimitable. No son el objetivo de mis vaguedades los esfuerzos de Patricia para adaptarse a esta nueva vida de trabajo y dedicación, intento enmarcar mis actividades «jubilares» en las que unifiqué admiración por la entrega de mi hija, su trabajo y los intentos de aprovechar mis obligaciones y la utilidad de la grandeza , «y la menos grandeza», que he podido vivir en este marco; en el fondo es mostrar cómo comencé a disfrutar de mi jubilación; además de admirar el comportamiento de los extremeños, sin distinción, similar admiración de la nueva realidad urbanística admirable que he encontrado, el arte viejo, medio, moderno y «actual», observado y, en lo posible, analizado, al unísono de otros detalles curiosos.
Madera / el bricolaje: Aunque en tiempos de viajero y visitador de la provincia de Cáceres, los períodos entre viaje y viaje, períodos antullanos, aprovechaba para ejercitar mis aficiones, concluidas mis idas y venidas y acurrucado ya en mi casita de Antas, pude dedicarme, sin olvidar mis obligaciones (los Temas, Programación Didáctica y Unidades Didácticas lo más personales posible para la oposición, que aún hoy admitirían precisiones), con mayor continuidad a mis otras aficiones: (hice el escudo de la UNED, un reloj con base del mapa de Galicia con incrustación de los cuatro signos de cada provincia, un resalte repujado en estaño de mi niño fallecido a los dos años y algunos meses, el escudo del Barcelona para mi hija Patricia, incluso algunos muebles auxiliares sin mayor importancia, pero de gran uso, etc
Grabaciones: tenía grabadas más de 300 cintas de vídeo con contenidos interesantes para mí, películas de mi época juvenil, documentales, eventos notables familiares o de carácter que nos podían afectar de alguna manera, fuesen ya personales, ya de la colectividad, nacionales o extranjeros, pero hacía tiempo que difundían comentarios sobre su más que probable desaparición. Efectivamente, se apreció la realidad de estos comentarios y comencé a buscar soluciones para conservar, de alguna manera, lo importante para mí. Mi esposa y mi hija me regalaron un DVD reproductor-grabador. Mi tiempo libre era escaso, pero lo iba aprovechando; llegó la jubilación y, entre el «ajetreo» que ya he relatado, inicié mis experiencias de «regrabador». No me salió muy mal, aunque me fui perfeccionando a medida que iba aprovechando los ratos que me quedaban libres del resto de las ocupaciones. Entregado ya a la continuidad de esta labor, aproveché felizmente degustar de nuevo las películas de otros tiempos; las dificultades que suponen esta tarea, revisar, eliminar anuncios de la tele, unificarlas por temas, etc. me ocupaban mucho tiempo por lo que aún me quedan algunas por pasar. Espero terminarlas pronto.
Club de lectura. La responsable de la Biblioteca de Antas, corazón, alma y transmisora de la cultura que se rezuma en este Municipio y que contagia a personas de algunos limítrofes (en el Club hay, entre otras personas destacadas, una estupenda poetisa -poetisa a lo Gabriel y Galán-, que marcan el valor humano y artístico de los miembros del Club y eleva la categoría de los análisis). Con esta compañía puedo gozar con la literatura, puedo leer o releer (me hacía falta) obras de literatura, actuales y menos actuales (algunas son eternas) y disfruto doblemente, al leerlas y a participar en el comentario y análisis de ellas. Ejemplos de estas lecturas: Primera memoria de Ana Mª Matute. Grandes esperanzas de Charles Dickens. Seda de Alesandro Baricco Madame Bovary de Gustave Flaubert Los aires difíciles de Almudena Grandes
CREO que la «jubilación» que he vivido y vivo, su disfrute, aun con trabajo y dificultades, puede intuirse en mi periplo y descanso con el trabajo-afición.
NOTA BENE: Aunque no puedo, ni quiero, negar que en todo este ajetreo de viajes para responder a los varios señalamientos de sustituciones docentes haya ciertas dosis de superprotección, el auténtico motivo de los viajes fue la necesidad de hacer posible una más cómoda comunicación viaria entre un punto de origen de Galicia y un «puerto» de llegada extremeño. Un medio de transporte público no se podría hacer sin más de un traslado a otro medio de transporte. ( Hoy plagado el país extremeño de autovías es más cómodo)
Biografía de José Luis Caruncho pincha aquí:
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