60 aniversario de Luis Fernández Paz

Redactores de Palestra Literaria, Arriba, Pacurri, Suárez Prado, Torrado y Pigueiras. Abajo, Cillero, Teijeiro Fraga y Luis

El pasado nueve  de junio  se cumplieron  60 años del repentino fallecimiento  en el Seminario de Mondoñedo (habitación número 7 de Filósofos) de Luis Fernández Paz, cuando estaba a punto de concluir Segundo de Filosofía. Estamos ante  un acontecimiento que todavía hoy produce una evocación emocionante entre sus viejos compañeros. Todo aconteció súbitamente: la noticia al sonar la campana, el traslado a Villalba, las honras fúnebres … y, a los pocos días, sin reposo siquiera para la reflexión, las vacaciones de verano, Ni tiempo hubo para formalizar una despedida a la que se hacían acreedores tanto  su proverbial empatía como  su  inimitable talento, ya fuera aplicado a la música –con su guitarra- , sus dibujos o sus textos de humor explosivo. Era una joya de la promoción y del Seminario y se nos fue a los 17 años.

Homenaje en “Juventud”

Un año después del óbito, en 1962, la revista Juventud, que había acogido tantos de los trabajos de Luisiño desde 1959, le dedicó parte de su número del mes de mayo. Ahí queda reseñada, desde todos los ángulos, la personalidad del joven Luis, tal y como lo percibieron sus condiscípulos. Escriben en ese número de Juventud, por orden de inserción, Manuel Cillero Hermida(presentación del homenaje), Agustín Fernández Paz,  hermano menor de nuestro compañero; los seminaristas villalbeses Jesús Goldar y Bernardo García Cendán: el director espiritual de Filósofos, don Fernando Porta;  y los compañeros de aulas Manolo Cillero (que responde a la encuesta común), Pedro Castro Río, Manuel Cao Campo, Valentín Caramés, Manuel Fernández y Fernández, José Manuel Carballo Ferreiro, Gumersindo Fernández Sabín, Arsenio Ginzo, José Manuel García Cheda, Evaristo Lorenzo Orol,  Francisco Martínez Sánchez (Pacurri), José Ramón Monterroso, Daniel Novo Folgueira, Ramón Saá, Antonio R. Pena, Manolo Suárez García, Joaquín Suárez Prado y Arsenio Torrado. Cierran el número un poema  travieso y un texto zumbón del propio Luis, publicados en Juventud en 1958, cuando cursaba Quinto de Latín.

Nuestro compañero  Francisco Martínez Sánchez, Pacurri, custodia en su biblioteca granadina una nutrida colección de ejemplares de la famosa revista. Muchos de esas páginas  acusan el paso del tiempo en la precaria nitidez de sus hojas. En este caso, vale la pena valerse de una lupa y empaparse de las palabras que, como oraciones, reposan  de nuevo hoy, sesenta años más tarde, sobre la tumba de Luis en Vilalba.

  • Se une al homenaje una cálida semblanza escrita hace ya cinco años por nuestro también compañero Germán Castro Tomé.
  • Añadimos un bellísimo poema de David Corral, en memoria de Luisito

NOTA: para facilitar la lectura del texto hemos transcrito a continuación a tipografía normal.

IN MEMORIAM

Por M. Cillero (1)

Todavía late caliente en nuestros corazones el recuerdo de aquel nueve de junio. A las 6.40, como todos los días, sonó la campana para levantarse, cuando la triste noticia corrió de boca en boca: “Luis ha muerto” ¡Era increíble…!

En la Misa y luego en la pequeña habitación numero 7, a todos se nos llenaban los ojos de lágrimas. ¡Cómo rezamos aquella mañana delante de aquella cama en la que él parecía dormido!

Y aquel adiós silencioso en el patio de abajo  en donde toda la comunidad le vimos irse en un coche.

Y luego en Villalba, aquel casi pelearse por querer llevarlo en hombros. Aquel entierro en silencio.. Aquel responso en el cementerio. Aquel “Hasta el cielo” ,,,

Todo fue tan rápido y tan triste que parece mentira. Por eso, ahora que ya va a hacer un año que estuvo entre nosotros, queremos recordarle. Ya el otro día lo hemos recordado en la Consagración a María. Pero hoy queremos hacerlo desde nuestra revista JUVENTUD,  desde esta revista que guarda tantos dibujos y recuerdos suyos.

Queremos sencillamente dedicarle un recuerdo cariñoso de amigos y compañeros. Y para ello nada mejor que dejar hablar al corazón. Dejar que aquellos que le han conocido más de cerca nos vayan recordando la vida y la figura simpática de nuestro Luis.

Y estoy cierto que él desde el Cielo, al vernos recordar sus pillerías, nos mirará sonriendo y también nos recordará delante de Dios.

(1) Manuel Cillero Hermida. Villalba, 1944. Ordenado en 1966. Fallecido.

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Él y su laúd, yo y mi armónica

Por Germán Castro (1)

Luís Fernández Paz aparece con su laúd en el recuadro formando parte de un
elenco escénico en el Seminario de Mondoñedo, años 50 del siglo pasado
(La fotografía pertenece a la Web
https://www.homenaxeseminariomondonedo.com/)

Uno de los impactos emocionales más negativos que sufrí en el Seminario de Mondoñedo fue la muerte de un condiscípulo vilalbés, Luis Fernández Paz. Un día, a la vuelta de uno de los habituales paseos por la comarca mindoniense, se encontró mal, con algunas molestias intestinales. Se acostó y al día siguiente, un compañero que ocupaba una habitación contigua, José Ramón Franco Trashorras (Riotorto, Mondoñedo), hoy abogado con residencia en Madrid, viendo que no se levantaba, que no oía ruido alguno en el habitáculo que tenía al lado, se asomó para ver y se encontró a Luis en la cama, donde yacía ya cadáver. Nunca olvidé este trágico episodio -me imagino el shock de Franco Trashorras- de muerte súbita en una persona tan joven, tendría 15 ó 16 años, muy apreciada por todos los alumnos. Fue un hecho luctuoso que sumió en la tristeza a toda la comunidad de seminaristas.

En la retina me quedó una fotografía: Luis Fernández Paz punteando su laúd. Comentando el caso recientemente -con motivo de la puesta en marcha de un acto de reconocimiento al Seminario de Mondoñedo, que se celebrará en el último trimestre del año- otro compañero de Seminario y de oficio, el periodista ortegano residente en Madrid, Ramón Barro Bello, me decía «era rubio, tenía cara de angelote y mostraba una especial sensibilidad por el arte y, particularmente, por la música en la que se realizaba a través de su laúd. No le hablaras de fútbol y otras actividades en las que nos sumergíamos la mayoría», precisaba Ramón Barro.

En algunas ocasiones, yo, que tocaba la armónica, me reunía con Fernández Paz en el intento de combinar ambos instrumentos, cuerda y viento, y, si el recuerdo no quedó desvirtuado por el tiempo transcurrido, creo que el resultado era bastante aceptable. Tengo también presente que estaba muy unido en la amistad con su paisano Manuel Cillero Hermida, que luego, ya cura, tendríamos por aquí, por Ferrol, hasta su fallecimiento. Naturalmente, entre los elegidos contaba, asimismo, el también recordado Bernardo García Cendán.

Ha pasado mucho tiempo, medio siglo largo, y muchas vivencias se han difuminado en nuestro particular «disco duro» y en las páginas, ya color sepia, del libro de la vida en común desarrollada en los años cincuenta entre las paredes claustrales de Vilanova de Lourenzá, primero, y Seminario de Santa Catalina de Mondoñedo, después. Luís Fernández Paz, siempre en el recuerdo: él y su laúd, yo y mi armónica.

Músicos y villalbeses, Antonio Domínguez (izqda) Lis Fdez. Paz y Bernardo G. Cendán
  • Germán Castro Tomé (Man). Esmelle (Ferrol), 1944. Condiscípulo de Luis Fernández Paz. Maestro nacional y periodista. Fundador-director de Diario de Ferrol. Activo divulgador histórico. Blog: deferrolparaelmundo.blogspot.com

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Luís na lembranza

 Por David Corral 

Quixera que estes versos fosen poesía

palabras con sutís fíos tecidas

que deran en ser unha elexía.

Agridoces recordos daquel día

 en que Luís, amigo benquerido

cos compañeiros a risa compartía.

Botouse a durmir, noite sombría,

ollos pechos pra prender no sono,

ollos pechos cando xa amencía.

O vento da noite, alegoría,

levou silente o seu espírito,

sen espada crebou  tal  harmonía.

Tristura e bágoas nos ollos había

daqueles que o viran con eles a risas

 se agora era certo, Luis non durmía.

Proxectos, ilusións que a mente ansía,

daquel mozo de talento fino

voaron cando a luz rompía.

A vida, un nobelo ensarillado no silencio.

Luis, semente nova con soños de ser espiga.

 

Sentados, Fernández Paz (laúd) y García Cheda (guitarra). De pie, Severino L

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