Habla la imagen. Nueve de los 18 antiguos seminaristas mindonienses que tenemos registrados en Madrid se reunieron el pasado 5 de junio, medio siglo después de su despedida. ¿Qué les une, de pronto? Les une el homenaje que rendiremos el próximo 9 de octubre al Seminario en Mondoñedo.
Ahí los veis, portadores de una ilusión común, todos a una, más camaradas que nunca. Les une también la razón de ser del Homenaje. Les une el reconocimiento al Seminario, la cuna que meció sus sueños adolescentes, que fue forjando sus principios humanísticos y que sembró en cada uno de ellos un caudal de conocimiento decisivo para el particular devenir académico y profesional.
No hubo “carne de los miércoles”, ni palometa, ni nostalgia de “garabolos”, pero si reinó la amistad que, como escribió Cela, es “el vino bueno de la vida”. Reflexionaron, cómo no, sobre el Homenaje. Y surgieron ideas: que cada uno de nosotros tome la responsabilidad de extender la convocatoria entre los antiguos seminaristas de su propio municipio o comarca; en segundo lugar, fomentar este año las “xuntanzas estivales” de compañeros de cursos próximos, como ya se viene haciendo desde hace décadas, para ir calentando motores de cara al 9 de octubre; y os hemos comprometido, además, a valernos de los medios de comunicación (hay no pocos colaboradores de Prensa entre nosotros), no sólo para dar alas al homenaje sino también para hacerlo patente en letras de molde. En efecto, el Seminario de Mondoñedo fue, a lo largo de 440 años, un incesante –a la par que prestigioso- manantial de cultura y una oportunidad de promoción académica y humana para generaciones de niños procedentes de nuestras aldeas diocesanas.
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