Rafael Usero: Cedeira y la Historia, sus dos amores

El historiador, ante la ría de Cedeira

Habían pasado unos diez años de mi encuentro con Rafael Usero ante una hartura de berberechos en la Alameda de Ortigueira. Entre los habituales usuarios de nuestra página web y chat, sólo una parte menor –los que vamos quedando- podrá recordar a  este compañero “pipiolo” del  53, que cursó los cinco años de Latín entre nosotros y dedicó luego su vida a la enseñanza de la Historia en su villa natal de Cedeira. Por fin, este verano, mi antiguo condiscípulo José Manuel García Cheda –nuestro sinfonista de cabecera- me lo puso en suerte en su fortín-santuario matutino donde tiene ritualizado el desayuno: el Café Plaza, de Cedeira, “na porta da vila”.

Rafael y Teixido

Me vio llegar   y   su sonrisa me salió al encuentro. Un saludo cortés, y  al grano, De antiguo trataba yo de traerlo a estas páginas digitales de viejos compañeros obviando sus viejos malos humores hacia el Seminario. Quedamos en hablar a mi regreso a Madrid, pero dejando anotada una noticia en el cuaderno: el historiador Usero estaba preparando una nueva edición, más aumentada que corregida, de su conocida obra El Santuario de San Andrés de Teixido, considerada la aproximación  más acabado sobre este antiquísimo  lugar de peregrinación,   ubicado,  como los diocesanos saben de sobra,  en la costa cedeiresa de la sierra de la Capelada que se rinde al Cantábrico en el cercano cabo Ortegal. En esta inminente entrega volcará un buen cartapacio de datos fruto de la investigación de estos últimos años  al tiempo que enriquecerá la obra con una serie de apéndices, como el dedicado a  los Caminos  de la romería debidamente documentados. La entrega del texto a imprenta se demora, porque Rafa se conduce en sus labores como quien no tiene adquirido compromiso alguno con la posteridad.  En su condición de Cronista Oficial del concello de Cedeira, Usero no puede ceder la delantera en los estudios sobre Teixido. Suele escribir un poco casi todas las tardes, en tanto que reserva el resto del tiempo a investigar (bibliotecas), visitar a la familia (tiene un tropel de sobrinos-nietos , hijos de sus dos hermanos menores) y a leer con avidez.

Con dos amigos y contertulios cedeireses, Pepe García Cheda (izquierda) y Antonio María Villar Cheda

Hijo de maestro

Hablamos de su niñez. Rafa es hijo de maestro, uno de aquellos maestros de primaria trashumantes de la postguerra. Aprendió sus primeras letras en Cedeira con una maestra titulada pero sin oposición que enseñaba en su casa. Apenas tenía seis o siete años cuando a su padre lo destinaron al pueblecito de Tameirón, municipio de A Gudiña, en  profundo Orense. No tenían luz eléctrica. La madre había decidido no correr aquella aventura  y permaneció, en ésta y otros destinos del paterfamilias, al frente de su tienda de paquetería en Cedeira. A los ocho meses, padre e hijo parten de Tameirón hacia la escuela de Espasante (Ortigueira), un  destino más confortable que les permitía ir y  venir a  Cedeira en los coches de línea diarios. Mientras me va narrando esta etapa, súbitamente, Rafael me reclama atención:

  • Te contaré una anécdota que sería muy significativa en mi vida. Un día reparé en el cartel que llevaba pegado el autobús en uno de sus laterales: “Artes Gráficas A. Santiago presenta la Historia de Vivero de Juan Donapetri”. Me impactó ese reclamo. Sabía de la existencia de libros sobre la historia del mundo, de España e incluso de Galicia, pero no sospechaba que existiera tal trabajo sobre un pueblo.  Razoné de este modo: ” Si Vivero tiene una Historia, ¿por qué no va a tenerla Cedeira”. Así, inopinadamente, surgió mi vocación por la historia.

A los once años (curso 1953-1954) Rafael ingresó en  Lorenzana.  Veo en la lista de aquella tanda algunos compañeros de especial notoriedad: Ignacio Díaz Veiga, Manolo Fernández (comboniano en Mozambique antes de ejercer como alto cargo en el ICEX), Suso El Vivariense, José Ramón Franco, Pepe García Amor, Bernardo G, Cendán, los primos Mariña (Teodoro y Antonio, de Bares), Toñito Pena, Varela Loureiro (de Cariño) y así hasta cincuenta. El ambiente de aquel claustro resultaba asfixiante para Rafael. “Era cuestión de adaptarse”, me comentaba.  Muchos lo lograron; yo, no. Reconoce que no fue buen estudiante en esa época, en contra de lo que llegó un día a mis oídos,  la frase que le dedicó don Francisco Fanego, poco amigo de confidencias: “Usted, Usero, es un diamante en bruto”. Don Francisco veía más allá del Padornelo.

El Santuario de San Andrés de Teixido

Profeta en su tierra

Al finalizar Quinto de Latín y reinstalado en Cedeira, concluyó el bachillerato en una afamada  la academia privada de la villa.  Luego, Preu en La Coruña,  para ingresar seguidamente en la Facultad de Filosofía y  Letras de Santiago. Cinco años y  licenciatura en Geografía e Historia en el bolsillo. Trabajó como becario hasta que consiguió iniciarse como profesor eventual en el Instituto de Cedeira. A los dos años logró, al primer intento, la cátedra en propiedad. Así, 33 años. Todavía no han rotulado una calle en Cedeira con su nombre, pero ejecutoria se percibe con admiración  y gratitud. No es raro oír decir a algún exalumno: “Fue el mejor profesor de mi vida”. Todo ello, fruto de una dedicación monacal   y a su docencia innovadora que le llevaba a suscitar entre  los estudiantes la vocación  hacia la historia local o hacia el valor de la arquitectura de nuestra tierra, tarea a la que sigue dedicado.

 

Obra publicada

Usero es un  historiador de escasa obra editada. La mayor parte de su trabajo está disperso en colecciones privadas (Estudios Mindonienses, entre otras), pero hay dos libros que merecen ser destacados: el dedicado al Santuario de Teixido y  otro dedicado a la capilla de San Xiao dos Osos: nas Terras Labacenguesas de Moeche. (La parroquia de Labacengos perteneció en otra época al concello de Cedeira), Está ubicada en uno de los desusados caminos a San Andrés. La capilla guarda dos sarcófagos bajomedievales, muy anteriores a la fábrica de la iglesia actual. Lástima que esta obra, de patrocinio oficial, no merezca  la debida atención de los munícipes de nuestro tiempo.

Dos horas con Usero semejan un cursillo de cristiandad: puro recogimiento. Rafa es la antifrivolidad;   para someter tu atención, habla en modo gregoriano,  monocorde, sin altura de notas, pero alargando la frase hasta encontrar el énfasis debido. Sabe mucho. Conserva durante la charla   la precisión oratoria del profesor en clase. Si pasas por Cedeira, no dejes de visitar el Café Plaza, en la encrucijada de caminos: hacia el casco viejo, hacia Teixido, hacia Ortigueira, hacia Ferrol. Pero recuerda la hora; siempre antes de las diez. Al fondo,  a la derecha, en su espacio acotado, con un café en una mano  y en otra el periódico, te recibirá con una sonrisa cortés, sin  reconocer que agradece tu visita.

Libro sobre la capilla de San Xiao dos Osos, en el concello de Moeche

El 20 de noviembre próximo cumplirá 84 años. Él vive al otro costado del tiempo.

R. Barro

1 comentario

  1. Grazas mil por esta aproximación tan atinada á persoa de Rafael Usero, arquivo vivo da nosa historia e gran conversador. Un mestre, grande.

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