Don Uxío: Músico, Maestro y Sacerdote

Don Uxío, invitado de honor a la xuntanza de exseminaristas ingresados en 1954-55, el 11 de agosto de 2022

Por Pedro Conde González 

 

No es fácil resumir en dos páginas la enorme cantidad de recuerdos, vivencias y sentimientos que la figura de Don Uxío evoca en quienes tuvimos la suerte de conocerle y no dejamos pasar la oportunidad de mostrar nuestro agradecimiento por las múltiples muestras de su buen carácter, a las que somos en gran medida deudores y de las que siempre seremos orgullosos y portavoces privilegiados.

En el portal gallego, Uxío García Amor aparece en la categoría de “músico, profesor y sacerdote”. Intentaré, pues, presentar mi visión de Don Uxío en sus tres facetas, la humilde visión de un ¨xubilado mariñán», templada en la forja del Seminario de Mondoñedo.

 Vivaldi al alba

Desde que utilizo nuevas tecnologías, suelo enviar “Primavera” de Vivaldi para dar los buenos días a grupos de WhatsApp y amigos. Todo el mundo sabe ya que Don Uxío era el profesor del Seminario que nos despertaba cada mañana con música clásica, y que Vivaldi era una de las que más ponía por los altavoces.

Tengo muchos recuerdos, diría incluso nostalgia, de la “Schola Cantorum” (y también de la “escolilla”, de la que formé parte), en la que Don Uxío nos enseñó a cantar y apreciar el canto gregoriano. He llenado mucho tiempo libre de mi vida con “Liber Chori”, uno de mis libros de cabecera.

Don Uxío se desvivió para hacernos amenos los ensayos, dentro de la seriedad que requería estar bien preparado para llenar de solemnidad la misa precisamente “solemne”. Y por supuesto, hizo que la música fuera importante en la vida de muchos colegas con los que sigo interactuando.

Tengo que decir que no fue fácil mantenernos a raya. Como anécdota, recuerdo cómo algunos compañeros (quizás Xulio Leal y Paco Conde) intentaron hacer dúos y don Uxío, firme en su reprimenda, pero siempre con la sonrisa en los labios, insistía en que «el canto gregoriano no admite voces».

 “Un hombre de Dios”

Unos años después, recuerdo una actuación en el Teatro Ribadeo de un grupo musical dirigido por Don Uxío (dudo que fuera el Orfeón Obreiro de Mondoñedo o la Coral Polifónica de Vilalba). Don Uxío anunció el título de la canción que iban a interpretar, “Juventud, divino tesoro”. Un amigo que me acompañaba, que por cierto no era amigo de sacerdotes, me dijo: “Por la manera como está anunciado el canto, ya se nota que este hombre es un hombre de Dios”.

Soy parte de un pequeño coro en Vigo. En los ensayos son inevitables las reflexiones de la Schola cantorum y las enseñanzas de Don Uxío.

Músico, sí, un gran músico. En la presentación de su libro de poemas, Don Uxío sorprendió a los presentes: su intervención en el acto fue cantando “Sementar, sementarei”, de “Fuxan os ventos”. Músico, sí, un gran músico.

Maestro de Literatura y Arte

No me siento capacitado para evaluar en sus justos términos la faceta de Don Uxío como maestro. Sólo señalaré que autores como Cervantes o Lope de Vega entraron en mi vida por la puerta de la clase de “Literatura”. Además, sus enseñanzas sobre “Historia del Arte” me permitieron visitar muchos monumentos, poniendo en valor mis conocimientos adquiridos en el Seminario, al menos para explicar algunos detalles propios del Románico y del Gótico.

No tuve la suerte de ser alumno de Don Uxío en clases de francés ni de Sagrada Escritura, aunque, conociendo al maestro, creo que pocos fueron tan capaces como Don Uxío en la explicación de los Evangelios, porque forman parte de su propio ADN.

 El obispo que no fue

Y así llegamos a la tercera faceta de Don Uxío, la de sacerdote, sin duda la que él considera definitoria.

Todos los ex seminaristas de Mondoñedo que conozco consideramos que Don Uxío tiene el perfil más adecuado para haber sido un alto dignatario eclesiástico, al menos pensamos que sería el obispo ideal para la sede muchas veces vacante de Mondoñedo-Ferrol.

Pero tenemos la sensación de que, por su demostrada humildad, nunca quiso aceptar el cargo. Siempre tuvo una clara vocación por el apostolado en el medio rural, desde su trabajo en las parroquias de la región de Mindona hasta el servicio que sigue prestando en las parroquias de Vilalba. Un verdadero Cura de Ars.

Conocido por todos durante los años del Seminario como «Don Eugenio», no tuvo reparos en elegir ser conocido como «Uxío», una muestra más de su profundo sentimiento de gallego, quería difundir el mensaje evangélico en lengua gallega y entre el pueblo gallego.

Muchas gracias, señor Uxío.

 

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