In Memoriam José Prieto Vivero

El pasado 23 de febrero,  el diario   La Voz de Galicia publicó una semblanza de nuestro compañero ex seminarista y reputado abogado  residente en Ferrol, José Prieto Vivero. Nacido en Valdoviño en 1936, ingresó en el Seminario a los diez años y llegó a cursar Tercero de Filosofía en el año académico 1953-1954. Prieto Vivero, de feliz memoria entre sus compañeros, es un conmovedor ejemplo de superación y dignidad personal. Nos complace reproducir textualmente la reseña del diario coruñés.

“José Prieto Vivero: un  hombre hecho a sí mismo”

(Por B. Antón, LVG)

 

“A los 85 años de edad falleció la semana pasada en Ferrol José Prieto Vivero, víctima del coronavirus. Tuvo una infancia duda, sin el abrigo que da la familia, pero su gran inteligencia y sus enormes ganas de aprender lo llevaron a convertirse en un brillante abogado laboralista. Con solo siete años entró a vivir en el hospicio de Ferrol –porque su madre, separada de su padre, y enferma de esclerosis, no podía cuidarlo-, y más tarde estudió en los Seminarios de Lourenzá y Mondoñedo, donde compartió aulas con el (que sería) cardenal Rouco Varela y dio muestras de una gran capacidad intelectual y artística, pues le gustaba mucho pintar.

“A los 109 años regresó a Ferrol, donde comenzó a trabajar como profesor dando clases de particulares de latín y griego. También fue oficinista en la consignataria Maristany e intérprete y traductor de inglés en Astano; pero como sus ansias de aprender no se apagaban, decidió estudiar Derecho en Santiago al mismo tiempo que trabajaba. Gracias a su buena disposición para el estudio y a una memoria prodigiosa, consiguió sacar la carrera en cuatro años en lugar de cinco.

“Con el título ya en la mano, ejerció como abogado para Astano y poco más tarde montó su propio despacho en la calle del Sol, trabajando durante muchos años  para empresas como Jema, Seat…

“Quienes lo conocieron también destacan su generosidad (a los clientes que no podían pagar no les cobraba) y su enorme pasión por la poesía y la música gallega. De hecho, quería que lo enterraran al son de la Marcha del Antiguo Reino de Galicia, aunque la pandemia lo impidió. Su recuerdo sin duda permanecerá indeleble entre amigos y familiares”.

D. E. P. nuestro ejemplar compañero.

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