Los ángeles músicos de la catedral de Mondoñedo inflan carrillos para soplar, tronantes, hoy un gaudeamus, un canticorum iubilo, un cumpleaños feliz, en suma, en honor de su gran valedor, don Ramón Otero Couso en el día en que se cumplen 80 de su venida al mundo en la parroquia de Santiago de Adelán (Alfoz), en cuya iglesia fue ordenado sacerdote en 1967, poco antes de cumplir los 23 años.
Restauración de la Catedral
Don Ramón nutre su biografía ministerial con un dilatado servicio a la catedral mindoniense, especialmente significativa durante su etapa de canónigo fabriquero del cabildo diocesano. A él le correspondió dirigir el proyecto de restauración de murales y policromías de los laterales y altar mayor de la basílica, culminados en 2022. Un grupo de exseminaristas que visitaron por aquel entonces los trabajos de recuperación del antiguo esplendor del templo fueron testigos de la emoción y sabiduría que brotaban de las palabras de don Ramón, guía excepcional de sus antiguos compañeros. Desde la altura de sus flamantes 80 años, su nombre es digno del mármol en ese monumento-joya de la arquitectura religiosa española, construida y consagrada en el siglo XIII.
Rector de San Julián
Tras ejercer su sacerdocio en varias parroquias, don Ramón desempeñó durante un cuarto de siglo los cargos de ecónomo diocesano y rector de la concatedral de San Julián, de Ferrol, cuya vida pastoral remodeló y a la que dio empuje conforme a los aires renovadores de la Iglesia. Al cesar en esta importante tarea, don Ramón manifestó el día en que recibió un gran homenaje popular: “Non é unha despedida. A diócese sempre poderá contar conmigo”. Así ha sido, en efecto. En la actualidad, todavía intacto de facultades y apasionado de su ministerio, ejerce como capellán de la residencia ferrolana “Mi Casa” y da apoyo a las parroquias de Nuestra Señora del Rosario, San Pedro Apóstolo, Santo Domingo y San Xoán de Filgueira. Es miembro del Consejo de Asuntos Económicos y pertenece al Consejo Editorial del anuario diocesano (publicación científica, humanística y teológica de la diócesis) Estudios Mindonienses, del que fue eficiente director durante una década.
Por su activo apoyo al mundo cultural fue elegido miembro correspondiente de la Real y Pontificia Academia Auriense Mindoniense de San Rosendo, constituida en 2008 en Celanova en un esfuerzo conjunto de las diócesis de Orense y Mondoñedo.
Antes que otro título, Ramón Otero Cuso gustaría ser aceptado sencillamente como un curiña de almas gozosamente entregado a sus feligreses. Sus compañeros y amigos vemos en él a un cura de viejo carisma, capaz de decir misa guiado por su teléfono móvil: la Iglesia del siglo XIX.
Felicidades, Ramón; e, como nos enseñou Fanego, salutem plurimam. R. B.
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