Cascudo (1): Nociones de Anatomía, Fisiología e Higiene

Don José García Cascudo adquirió vitola de “profesor científico” en el Seminario de Mondoñedo a partir de su primer libro disciplinar,  Nociones de Anatomía, Fisiología e Higiene, editado en la imprenta La Voz de la Verdad, de Lugo, en 1944. La obrita, de 72 página de 14 x 21 cm, reclama en su portada la titularidad de la edición: Seminario Conciliar de Mondoñedo, lo que denota el carácter altruista de un  trabajo gratis et amore  realizado por su cuenta y con sus ahorros del clérigo llegado de los Ancares.Ya quedó constancia en esta misma web/chat de que las tres obras técnicas de don José fueron elaboradas calculadamente  para facilitar la formación de sus alumnos liberando a éstos de acudir   a los textos del Bachillerato Oficial.

La Estequiología.-En la lección 1ª, nos el autor sorprende con  el término “Estequiología”, ausente en mis años de bachillerato de Ciencias (no aparece ni en Química ni en las famosas Ciencias de Salustio Alvarado), pero que está oportunamente traído, aunque sea con 65 años de retraso, para ilustrar a “desilustrados” como un servidor de ustedes. Define así el profesor la estequiología: “Tiene por objeto el estudio de los cuerpos simples y de las sustancias compuestas de ellos, llamadas principios inmediatos, que entran en la composición de las células”. Con otras palabras, no dista esta definición de la que leemos hoy en internet. Estequiología: “Estudio de las proporciones de los elementos en los compuestos para comprender sus reacciones con otros elementos o compuestos”. La química o la físico-química, en suma.

18 lecciones.-La obra se reparte en 18 lecciones, cuyo índice figura escaneado en las imágenes adjuntas. Curiosa materia la de la lección 18,  Higiene pública: Las calles, el alcantarillado, la higiene de las viviendas, locales públicos, higiene en casos de epidemia, demografía y el medio rural. Estamos en 1944. Don José sabía  por qué había que explicar estas cosas.

Nihil obstat e imprimatur.-Reparemos por último que la obra cuenta en el “nihil obstat” de don Francisco Fraga, profesor de Teología Fundamental, rector y canónigo, natural de San Simón de la Cuesta (Vilalba) y, presumiblemente, amante de la naturaleza. Su autoridad era requerida para auscultar las propuestas del bienhumorado Cascudo, no fuera a deslizarse en sus libros la teoría de la evolución darwiniana mal entendida o indujera a conflicto la creación del alma con el big bang. Solo tras  el ojeo de don Francisco (llamado amistosamente  “Carisime”, por su muletilla con ese vocativo) el obispo, don Benjamín de Arriba y Castro, pudo sentenciar tranquilo el “imprimatur”. Omnia tempus habent.-R. B.

 

 

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