Gratitud y memoria de los profesores
Con sumo gusto quiero adherirme al homenaje que se le hace a mi querido Seminario de Mondoñedo, para el que guardo un profundo sentimiento de gratitud, ya que, si no fuera por haber pasado por sus aulas y recibir la formación que en ella se me ofrecía, no hubiera llegado a cumplir las condiciones que se me exigían para ejercer la profesión que desempeñé durante toda mi vida laboral, desarrollada en el Principado de Asturias, en calidad de profesor, como funcionario del Ministerio de Educación.
Quiero también manifestar un sentimiento de gratitud a todos los profesores encargados de mi formación, lo mismo en Mondoñedo que en la Universidad Pontifica de Salamanca.
En Mondoñedo:
Don Vicente Saavedra
Don Francisco Fanego
Don Jesús Fernández Blanco, que en la clase de filosofía me decía: «Pértega, ad arenam»
Don Perfecto Alonso
Don Enrique Cal Pardo
y otros que no menciono pero que recuerdo con mucho cariño.
En la Universidad Pontificia de Salamanca:
Padre Llorca, profesor de Historia Eclesiástica
Padre Arnaldich, que enseñaba Sagrada Escritura
Padre Arintero, de Teología Dogmática
Fue en este curso cuando entendí que este no era mi camino y decidí dejarlo.
No quiero concluir este homenaje sin un recuerdo para todos mis compañeros de estudios con los que tantas buenas horas pasé y de los que guardo un profundo cariño, algunos de ellos lamentablemente ya no están entre nosotros.
Un abrazo.
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