Quienes nos siguen en este sitio web y en el chat de amigos han podido leer algo en nuestras recientes entregas sobre la sorprendente tarea docente de don José García Cascudo en nuestro Seminario entre los primeros años 40 y finales de los 60 del pasado siglo. El bondadoso Don José nació en 1903 en San Pedro de Noceda, en el municipio de Folgoso do Caurel. Ordenado sacerdote en Mondoñedo a los 23 años, es posible que haya sido cura de almas en alguna parroquia, pero lo cierto es que en 1944, al salir su primer libro científico (sobre Anatomía) expresamente elaborado para sus alumnos seminaristas, ya lo tenemos atado a las aulas para casi tres décadas.
Su segundo libro.-Nos ocupamos hoy de su segundo libro, “Nociones de Astronomía y Uranografía”, que salió de la imprenta C. Acción Social de Mondoñedo en 1958. Firma el nihil obstat don Gumersindo Cuadrado Maseda, ya con don Jacinto Argaya como obispo de la diócesis. Para el desavisado lector, serán oportunas las aclaraciones del capítulo inicial, titulado “Nociones preliminares”.
“Definiciones. Astronomía y Uranografía: La ciencia que tiene por objeto el estudio de los astros se llama ASTRONOMÍA cuando estudia su disposición en el espacio, sus masas y sus movimientos; y se llama URANOGRAFÍA cuando tiene por objeto principal el estudio de la forma y la estructura de los mismos”.
La obra se reduce a 108 páginas distribuidas en tres partes (1, Nociones Preliminares; 2, Los Astros (56 páginas) y 3, Cuestiones de Carácter General: Las Grandes Leyes del Universo, Hipótesis cosmogónicas y Resumen de la Cosmogonía Moderna). En total, 101 respuestas a otras tantas cuestiones.
Para dejar bien sentado ese cúmulo de propuestas docentes, el profesor Cascudo debió perderse previamente en toda una biblioteca especializada, el mismo número de libros que nos ahorró consultar a sus jóvenes seminaristas y podernos llevarse del Seminario, sin esfuerzo, sólidas “nociones” (que a esa condición las rebajó su proverbial humildad) sobre tres ámbitos del saber, que, si bien eran tratados como secundarios en los planes de la carrera sacerdotal, no dejaban de sernos útiles siempre para una amplia concepción del mundo. Gracias, Don José.
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