El exseminarista Antonio López Díaz, nuevo Rector de la Universidad de Santiago de Compostela

Icemos bandera, que se haga sonar la “Paula” en la Catedra y  y proclamemos fiesta en el viejo Seminario de Santa Catalina de Mondoñedo. Uno de los nuestros –y ya son dos en los últimos 28 años- acaba de ser elegido, por confortable mayoría, nuevo rector de la Universidad de Santiago de Compostela, nuestra “alma mater” fundacional. Antonio López Díaz (Cabarcos, Barreiros, Lugo, 54 años, casado y con dos hijas) se ha salido con la suya: a la segunda fue la vencida,  y olvidada queda su derrota ante el mismo candidato rival en 2014.

 

Antonio ingresó en el entonces Seminario Menor-Colegio Santa Catalina de Mondoñedo en 1973, tres meses antes de cumplir los diez años, y allí permneció hasta finales del curso  1979-80. Vinieron luego la licenciatura y doctorado en Derecho en Santiago para  centrar su carrera como investigador y docente en el área de Derecho Financiero. Ganó la cátedra de esta disciplina y obtuvo el decanato de la Facultad de Derecho en 2005. Tres años más tarde  pasó al Consello de Contas del Parlamento de Galicia y  presidió la institución en calidad de Conselleiro Mayor hasta 2010. En 2013 retorna a la Universidad. Su vocación de gestor  quedó probada entre 1998 y 2004, como fue vicerrector, sucesivamente, de Coordinación del Campus de Compostela y de Gestión de Infraestructura de esta Universidad. Como investigador, gozan de especial prestigio sus estudios sobre fiscalidad de la vivienda y sobre ls instituciones de Previsión Social. La proclamación del nuevo rector se producirá el próximo día siete de mayo.

 

Antonio López Díaz no abandonó su cercanía y reconocimiento el Seminario de Mondoñedo. Fue miembro de la Comisión Organizadora – de la ue formó parte también Ramón Villares, ex rector compostelano- del  homenaje tributado en 2015 al Seminario por antiguos alumnos. En su “Testemuño” colgado en esta misma Web, Antonio remata su escrito con estas palabras:

“Neste ambiente pasei os sete anos que van de 1973 ata 1980. Empezaron de mala maneira, tendo que iniciar o curso cun brazo roto, o que me carrexou un insuficiente, o único que colleitei na miña traxectoria, en traballos manuais. E remataron cunha carta ao meu titor na que, por coherencia, e tras ter descartada a miña vocación, decidía abandonar o Seminario cando ía cursar os estudos de COU. Unha boa experiencia que, sen dúbida, tería un gran peso no meu futuro, e pola que gardo unha débeda de gratitude co Seminario”.

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