Mantuvo hasta el final aquella sonrisa jubilar, prometedora de un inagotable buen humor que ya tenía acuñados en sus años mindonienses. Cuando lo recordábamos en las últimas Xuntanzas a las que hubo de renunciar por sus percances físicos, salía a relucir ese apacible carácter, de paciente cura de aldea, amigo del anecdotario enjundioso, un buen tipo.
Paisano de Carballo y Daniel.-Luis nació en la parroquia de Santa María de Ludrio, en la tierra de Castro de Rey, en 1940. No conoció las aulas de Vilanova de Lourenzá porque ingresó directamente en Mondoñedo en Tercero de Latín. Allí le esperaban sus paisanos Manolo Carballo Ferreiro y, dos cursos más tarde, Daniel Novo Folgueira. El hijo de nuestro amigo, José Luis Veiga, cree haber oído decir en casa que su padre estudió dos años en el Seminario de Túi. Nuestro Veiga Santiso abandonó el Seminario después de cursar Segundo de Filosofía, en el 61; cumplía entonces 21 años y había que ponerse manos a la obra.
Siempre comercial.-Para un carácter templado pero inquieto, siempre disponible, no resultó difícil acomodarse a las tareas de dependiente en los almacenes de la firma Jesús Lago y Lago, entonces omnipresente en Galicia. Aquí cumplió una etapa y, diríamos, se doctoró en aquella disciplina que haría fortuna poco tiempo más tarde: “La atención al cliente”. Vino pronto el ascenso, al pasar como comercial itinerante del bazar San Fernando, de Lugo, en el que desarrolló la mayor parte de su vida profesional. Conocía las mejores tiendas del hogar de la provincia lucense y parte de las coruñesas. Fue un trabajo en ocasiones agotador, pero gratificante en lo personal. Vivió este oficio con la pasión que ponía en todo.
Jubilado a los 60.-En 2000, cumplidos los 60 años, se jubiló y comenzó a cobrar los intereses de tantas horas y días fuera de casa. Hogareño y familiar, se sentía feliz al lado de su mujer, Angélica Carballosa, nacida en Mondriz (también en el concello de Castro de Rey), un cuyo cementerio recibieron sepultura los restos de Luis el pasado día 10 del presente mes de julio.
Luis tuvo dos hijos. El mayor, José Luis, casado y con una hija de 14 años, es profesor de Matemáticas (alumnos de ESO) en el colegio de los Salesianos de Lugo. El segundo hijo, Carlos, falleció en 2005.
Grave accidente.-Los condiscípulos de Luis, que añorábamos su ausencia de las últimas xuntanzas, conocimos en su día el grave percance que le sobrevino hace unos ocho años en un súper de Lugo. Sufrió una caída, y un violento golpe en la cabeza le produjo una hemorragia a la que siguió una larga y sufrida rehabilitación. En los últimos años, ya parcialmente recuperado, no renunciaba a su habitual paseo matutino –“para tomar un cafeíto”, decía- en el entorno de su casa, siempre con su amigable bastón. Su hijo recalca este legado de su padre: “Hablaba con frecuencia del Seminario y siempre lo hacía con cariño. Hablaba bien de todos: de los profesores y de sus alumnos. Fue feliz allí”.
Descanse en paz quien no hizo otra cosa que dársela a quienes te trataron.- Ramón Barro
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