En nuestra web y en nuestros correos electrónicos hemos visto repetidamente en las últimas semanas el cartel que proclama el homenaje al Seminario. Todos hemos reparado en la intención evocadora del seminarista que juega al fútbol ensotanado: un joven lleno de vida bajo una singular disciplina. La imagen es un icono fidedigno de una época ya histórica del Seminario.
Quien nos ha pintado así es uno de los nuestros: Ramón Irago Silva. Moncho Irago (Moldes, Melide, 1940) “pintou dende sempre”. Ya lo hacía en el Seminario. Tras ejercer el ministerio sacerdotal durante unos años, se orientó hacia el magisterio. Vive en Santiago, enmarcado entre el románico y la postmodernidad. Él se ha ceñido a una pintura de carácter, pero canónica, con esos rostros sin máscara y unos colores sin estridencias: pintura de mano tendida. Irago está pintado en sus propios cuadros, y en ellos reposa su espiritualidad y su bonhomía.
Gracias, Ramón.
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